El sociólogo, ha de tener en cuenta el hecho de que el
pertenece al mundo social que trata de describir y comprender. El grado en que
esta pertenencia se le recuerda, varía con las situaciones: se puede hablar de
observación participante cuando el observador no tiene más recurso que el de su
propia experiencia. Inmerso en un medio captado espontáneamente de un modo
pre-reflexivo, aquel que quiere constituirse en "observador". No
posee nada de entrada los medios para establecer esta relación de distancia
ordinaria asociada a la ciencia-nomenclaturas, recuerdos, medidas, documentos,
archivos, por ello inevitablemente se ve llevado a percibirla objetividad
científica como el término de un procesa activo y metódico de construcción de
un saber, que consiste a la vez en acumular, en clasificar las informaciones y
en hacer una crítica razonada de los límites inherentes a su punto de vista. El
principio de Durkheim de conocimiento sociológico, según el cual "hay que
tratar los hechos sociales como cosas", refleja la experiencia propia de
todo investigador que se esfuerza por sustituir las impresiones particulares
por un cuerpo de conocimientos lo más independiente posible de su relación
primitivamente establecida con el mundo social: y si las "cosas" del
mundo físico sirven de modelo a los objetos del conocimiento sociológico es
precisamente por el carácter de exterioridad que poseen de manera inédita y
tangible.
La objetivación sociológica posee así pues, una doble
dimensión: la de una desconfianza frente a la experiencia y la de tomar en
consideración a esta misma experiencia. Querer conocer únicamente la primera
dimensión conduciría al "objetivismo" es decir, a la exclusión de las
significaciones vividas en nombre de una representación del conocimiento
científico que lleva a tratar a estas como residuos insensiables e
interpretables. Querer acceder directamente a la segunda dimensión, conduciría
a una especie de explicación de lo vivido (que corresponda a las perspectivas
fenomenológicas, culturizadas...) desprovista de los principios susceptibles de
proporcionarle un fundamento. Así pues, en estudios en terrenos como el
matrimonio y las afinidades interindividuales (sexuales, amistosas,
mundanas...) las "leyes" que expresan la acción de los
"mecanismos" de homogenización (lo semejante tiende a lo semejante)
se conquista contra las razones que son con las que mayor frecuencia invocan
los agentes en el registro sentimental y psicológico de la
"simpatía", de la "atracción" y del "gusto". No
obstante, el sociólogo no puede ignorar que las regularidades que se ponen en
evidencia en esta etapa indispensable de su investigación, no puede cumplirse
más que cundo los agentes los producen en forma libre de opción: está relación
de los agentes con sus prácticas constituye un objeto de análisis específico.
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